Por Denisse Hernández martes 12 de abril de 2011 06:35 PDT
Alguna vez leí una frase que me pareció un tanto absurda, decía: “Amor significa no tener que decir nunca lo siento.”
Y aunque entiendo que, en esencia se refiere a que el que ama no hiere; es una idea poco realista que se queda sólo en las palabras y da una imagen utópica del amor y de una relación de pareja.
Amor, por supuesto que también significa decir lo siento, pero decirlo de corazón y enfocar acciones y energía en reparar el daño causado y en no volver a hacerlo.
Es obvio que, como humanos, cometemos equivocaciones y, a veces, con intención o sin ella, podemos herir, especialmente a las personas que más amamos; por eso, el ejercicio de pedir perdón –y aceptarlo- es también parte de una relación sana que, incluso puede fortalecerse después de superar una situación difícil.
Algunas personas suponen que al admitir un error, actúan en contra de sí mismos, de su autoestima; creen que su imagen se verá afectada ante el otro y parecerán débiles; nada más lejos de la realidad, se requiere mucha valentía y auto-respeto para pedir perdón; ser capaz de hacerlo habla de calidad humana, de honorabilidad y en una relación de pareja, también de amor.
Algunas consideraciones sobre pedir perdón:
-No sólo debe quedarse en palabras, si cometiste un error, además de verbalizar tu arrepentimiento, debe notarse en tus acciones la intención de reparar el daño.
-La palabra “disculpar”, aunque coloquialmente tiene el mismo significado que “perdonar”, tiene sutiles diferencias, la primera se refiere a: “Dar razones o pruebas que descarguen de una culpa o delito”, es decir, retirar la culpa, que en esencia se refiere a “inocencia”; perdonar, por otra parte admite implícitamente culpabilidad del ofensor e indulgencia por parte del ofendido. Es mucho más difícil “pedir perdón” que “pedir disculpas” (aunque más correctamente, “ofrecer disculpas”).
-Evita recurrir a frases como: “Si te ofendí, discúlpame”, el condicionante “si” es típico de falso arrepentimiento; en el fondo dice que el culpable de todo es el ofendido, por haberse sentido “agredido”, en realidad el que lo expresa así, no siente culpa.
-Tampoco digas algo como: “Se que hice mal, pero no sólo fue culpa mía”, a ti te corresponde pedir perdón por tus acciones, de las que tú eres el único responsable.
-Siempre que pidas perdón –aún por ofensas pequeñas-, hazlo sinceramente, quién repite la fórmula como palabra mágica para evitarse problemas, termina por perder credibilidad.
-Pide perdón con humildad, trata de mirar a los ojos a la persona ofendida y utiliza un tono adecuado, no dejes que el ego te juegue en contra porque, para protegerse, hará que quieras desviar la mirada o hablar en tono sarcástico, agresivo o totalmente vacío.
Alguna vez leí una frase que me pareció un tanto absurda, decía: “Amor significa no tener que decir nunca lo siento.”
Y aunque entiendo que, en esencia se refiere a que el que ama no hiere; es una idea poco realista que se queda sólo en las palabras y da una imagen utópica del amor y de una relación de pareja.
Amor, por supuesto que también significa decir lo siento, pero decirlo de corazón y enfocar acciones y energía en reparar el daño causado y en no volver a hacerlo.
Es obvio que, como humanos, cometemos equivocaciones y, a veces, con intención o sin ella, podemos herir, especialmente a las personas que más amamos; por eso, el ejercicio de pedir perdón –y aceptarlo- es también parte de una relación sana que, incluso puede fortalecerse después de superar una situación difícil.
Algunas personas suponen que al admitir un error, actúan en contra de sí mismos, de su autoestima; creen que su imagen se verá afectada ante el otro y parecerán débiles; nada más lejos de la realidad, se requiere mucha valentía y auto-respeto para pedir perdón; ser capaz de hacerlo habla de calidad humana, de honorabilidad y en una relación de pareja, también de amor.
Algunas consideraciones sobre pedir perdón:
-No sólo debe quedarse en palabras, si cometiste un error, además de verbalizar tu arrepentimiento, debe notarse en tus acciones la intención de reparar el daño.
-La palabra “disculpar”, aunque coloquialmente tiene el mismo significado que “perdonar”, tiene sutiles diferencias, la primera se refiere a: “Dar razones o pruebas que descarguen de una culpa o delito”, es decir, retirar la culpa, que en esencia se refiere a “inocencia”; perdonar, por otra parte admite implícitamente culpabilidad del ofensor e indulgencia por parte del ofendido. Es mucho más difícil “pedir perdón” que “pedir disculpas” (aunque más correctamente, “ofrecer disculpas”).
-Evita recurrir a frases como: “Si te ofendí, discúlpame”, el condicionante “si” es típico de falso arrepentimiento; en el fondo dice que el culpable de todo es el ofendido, por haberse sentido “agredido”, en realidad el que lo expresa así, no siente culpa.
-Tampoco digas algo como: “Se que hice mal, pero no sólo fue culpa mía”, a ti te corresponde pedir perdón por tus acciones, de las que tú eres el único responsable.
-Siempre que pidas perdón –aún por ofensas pequeñas-, hazlo sinceramente, quién repite la fórmula como palabra mágica para evitarse problemas, termina por perder credibilidad.
-Pide perdón con humildad, trata de mirar a los ojos a la persona ofendida y utiliza un tono adecuado, no dejes que el ego te juegue en contra porque, para protegerse, hará que quieras desviar la mirada o hablar en tono sarcástico, agresivo o totalmente vacío.
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