jueves, 28 de abril de 2011

Vía libre a la imaginación: ideas para renovar parejas agotadas.


Al principio, bailaban juntos todas las canciones románticas de los ‘80 y todo lo que hacías, lo hacías por el otro, por ese amor que creíste iba a durar toda la vida. Pero, poco a poco, se fueron acabando las salidas de los sábados, las cenas íntimas a la luz de las velas, las escapadas solos y los besos en público. ¿Qué pasa cuando el estrés se mete en la cama? ¿Cuándo el sexo se acabó? En la Edad Media, el beso tenía el mismo significado que arrodillarse y pedir casamiento o pedirle al padre de la amada el permiso para el compromiso. El enamoramiento dependía del hombre y la pasión no podía ser rechazada. Desde entonces, se llegó a establecer el mito del amor eterno cómo símbolo del matrimonio. ¿Qué hacer entonces cuando la necesidad de sostener una relación estable se enfrenta a la pasión, a la búsqueda de ese sentimiento que era tan común al principio? Para Shakespeare, la locura es parte del enamoramiento, pero sólo si consideramos al amor desde lo negativo, como algo que causa dolor y sufrimiento. Pero si lo definimos por la presencia de otro, aparece el Eros que “aspira a apropiarse del objeto de su deseo, es el amor que toma y quiere conservar”, explica la filósofa Roxana Kreimer, autora del libro “Falacias sobre el amor”.

El “Sí, quiero” marca un antes y un después, los hijos y la vida laboral arman una rutina de la que es muy difícil escapar, el cansancio va matando poco a poco la pasión y aparece el estrés. Si no hay tiempo para uno mismo: ¿de dónde va a salir el tiempo para estar con el otro? “Son enemigos de la pareja: el acostumbramiento, es decir, la falta de valoración del otro; la ausencia de voluntad para compartir buenos momento y la comunicación ineficaz o destructiva, que es aquella en la que se trata al otro con desdén sin reconocer que, aunque sea en parte, puede tener razón”, detalla Kreimer.

El matrimonio otorga una contención jurídica importante. No es lo mismo pedir un préstamo, salir a comer, irse de vacaciones o vivir con el sueldo de dos que con el de uno. Convertirse en esclavo de lo material también afecta a la pareja y parece matar al erotismo.

Las soluciones están al alcance de la mano. Y sin llegar a la terapia de pareja, lo sexólogos aportan tips para volver a conectar el uno con el otro (ver Recursos...).
Unas vacaciones solos, una cena sin los chicos en un lindo restaurant o un atuendo nuevo que levante la autoestima pueden ayudar.

“A partir de sus investigaciones en el Instituto Nacional de Salud Mental, el estadounidense John Gottman afirma que las parejas funcionan cuando los pensamientos negativos sobre el otro (que existen en todas las parejas) no ahogan los positivos, cuando se ofrece una recompensa por cada palabra o hecho amable, cuando la relación está basada en la fórmula de la amistad: conocen íntimamente los gustos y sueños del otro y muestran consideración mutua, expresando su amor no sólo en grandes gestos sino en pequeños detalles”, aporta Kreimer.

Hay quienes, después de distintas experiencias de convivencia, eligen mantener relaciones a distancia. “Se cree que el conocimiento del otro garantiza la relación. Así, matrimonios que tienen 20 años mueren por lo cotidiano. El tedio los mata. Uno cree saber siempre que le pasa al otro y piensa que eso es una garantía. Pero las garantías no existen en las relaciones”, asegura la psicóloga María Molinari.

“Por eso, frente a ese conocimiento del otro, es necesario romper la norma, crear algo nuevo en esa relación para volver a generar interés en el otro, provocarlo y tratar de ver al otro como un desconocido”, propone.

Cómo decía D.H. Lawrence en su poema “Wild things in captivity”: “El sexo es un estado de gracia / En una jaula no puede serlo / Así que rompe las rejas, comienza de nuevo y trata”. ¿Se trata de eso, no?

Para mantener la pasión hay que volver a descubrir al otro, dicen los especialistas.


Recursos a mano

Disfrazarse. Se pueden conseguir distintos atuendos eróticos, como el de mucama o mujer diablito. Para él, también hay disfraces, como el de mayordomo y de vampiro.

Role playing. Es un ejercicio muy conocido en la actuación, pero que muchos usan en la cama. Se trata de desempeñar distintos roles, jugar a ser otro y actuar, como una médica sin fronteras o un bombero que está a punto de apagar un incendio. Basta con hacer volar la imaginación.

Apetito sexual. A través del juego, se puede experimentar con pimienta, dulce de leche, crema y distintos alimentos puestos en lugares claves del cuerpo del otro que permitan movimientos suaves con la lengua.

Tomarse un tiempo. Planear un viaje corto de relax o pasar una noche en un hotel con jacuzzi, jugar con el agua y la espuma. Sorprender al otro y experimentar el sexo en distintos lugares fuera y dentro de la casa: por ejemplo, en la mesa de la cocina, en la escalera o sobre la alfombra.

Hard tips. Si bien esto es más extremo, algunos lo consideran una opción. Hay juegos sadomasoquistas y hasta intercambiar pareja o formar tríos. Pero la pareja también puede terminar por romperse.

Juegos eróticos. Se pueden conseguir distintos juguetes o experimentar con diferentes tipos de preservativos, así como hacer actividades por separado que levanten la autoestima: aprender baile del caño, striptease o ir al gimnasio para sentirse bien con uno mismo.

martes, 19 de abril de 2011

1 + 1 = 3!

Por Fabio Fusaro miércoles 13 de abril de 2011 07:06 PDT

En muchas personas existe la creencia de que una pareja tiene que compartir todo.

Que sus integrantes dejan de ser seres individuales para pasar a formar parte de la famosa naranja, de la cual somos la mitad.

“Cuando encontré mi media naranja me di cuenta que yo era un pomelo”, me dijo un día un amigo.

Hay muchos mitos sobre ese tema dando vueltas, como por ejemplo el que dice que una pareja debe hacer todo juntos o no tener secretos.

Una vez cada dos meses más o menos hacemos una cena de amigos. Un par de ellos están constantemente mirando el reloj y jamás vienen a compartir el café que solemos tomar en otro lado después de la cena.

¿El motivo? Que cenar con los amigos no son cosas que tenga que hacer una persona que está en pareja (según sus esposas).

Aclaro que esto no es una cuestión de género. También están los hombres controladores que necesitan saber todo cuanto hace y piensa su pareja y cualquier cosa oculta se toma como una traición.

Mariana y sus amigas tenían la costumbre de juntarse todos los jueves a la tarde. Tomaban el té, jugaban al buraco y charlaban.

Bueno, al menos eso es lo que decían y la verdad que no viene al caso si se pasaban la tarde hablando de extrañas recetas para hacer feliz a su amante en la cama. El hecho es que se juntaban y la pasaban bárbaro.

Pero Cata, por más bien que la estuvieran pasando, a las seis en punto se iba.

“Es que a las seis y media llega Jorge”, decía. Y con cara de “lo siento, no puedo hacer otra cosa”, saludaba y se retiraba.

Cuando veo ese tipo de situaciones me pregunto… ¿Es que los seres humanos pierden la individualidad al estar en pareja? ¿Dejamos de ser personas para pasar a ser la mitad de un nuevo ente?

-¿Estado civil?-preguntó uno.

-Prisionero –respondió el otro.

Es que más allá del chiste, creo que así es como se debe sentir una persona que perdió todo tipo de libertad para hacer algo que le agrada sin contar con la aprobación o el permiso de la otra parte de la naranjita.

Soy un convencido que en lo que a parejas se refiere, uno más uno no es dos sino tres.

Soy yo, sos vos y somos nosotros.

Hay cosas tuyas, cosas mías y cosas de los dos.

¿Creen que estoy tan equivocado?

Pedir Perdón!

Por Denisse Hernández  martes 12 de abril de 2011 06:35 PDT

Alguna vez leí una frase que me pareció un tanto absurda, decía: “Amor significa no tener que decir nunca lo siento.”

Y aunque entiendo que, en esencia se refiere a que el que ama no hiere; es una idea poco realista que se queda sólo en las palabras y da una imagen utópica del amor y de una relación de pareja.

Amor, por supuesto que también significa decir lo siento, pero decirlo de corazón y enfocar acciones y energía en reparar el daño causado y en no volver a hacerlo.

Es obvio que, como humanos, cometemos equivocaciones y, a veces, con intención o sin ella, podemos herir, especialmente a las personas que más amamos; por eso, el ejercicio de pedir perdón –y aceptarlo- es también parte de una relación sana que, incluso puede fortalecerse después de superar una situación difícil.

Algunas personas suponen que al admitir un error, actúan en contra de sí mismos, de su autoestima; creen que su imagen se verá afectada ante el otro y parecerán débiles; nada más lejos de la realidad, se requiere mucha valentía y auto-respeto para pedir perdón; ser capaz de hacerlo habla de calidad humana, de honorabilidad y en una relación de pareja, también de amor.

Algunas consideraciones sobre pedir perdón:

-No sólo debe quedarse en palabras, si cometiste un error, además de verbalizar tu arrepentimiento, debe notarse en tus acciones la intención de reparar el daño.

-La palabra “disculpar”, aunque coloquialmente tiene el mismo significado que “perdonar”, tiene sutiles diferencias, la primera se refiere a: “Dar razones o pruebas que descarguen de una culpa o delito”, es decir, retirar la culpa, que en esencia se refiere a “inocencia”; perdonar, por otra parte admite implícitamente culpabilidad del ofensor e indulgencia por parte del ofendido. Es mucho más difícil “pedir perdón” que “pedir disculpas” (aunque más correctamente, “ofrecer disculpas”).

-Evita recurrir a frases como: “Si te ofendí, discúlpame”, el condicionante “si” es típico de falso arrepentimiento; en el fondo dice que el culpable de todo es el ofendido, por haberse sentido “agredido”, en realidad el que lo expresa así, no siente culpa.

-Tampoco digas algo como: “Se que hice mal, pero no sólo fue culpa mía”, a ti te corresponde pedir perdón por tus acciones, de las que tú eres el único responsable.

-Siempre que pidas perdón –aún por ofensas pequeñas-, hazlo sinceramente, quién repite la fórmula como palabra mágica para evitarse problemas, termina por perder credibilidad.

-Pide perdón con humildad, trata de mirar a los ojos a la persona ofendida y utiliza un tono adecuado, no dejes que el ego te juegue en contra porque, para protegerse, hará que quieras desviar la mirada o hablar en tono sarcástico, agresivo o totalmente vacío.

miércoles, 13 de abril de 2011

Rayados!

Te Amo!
Rayados... porque estamos rayados y tenemos nuestros rayes... pero nos Amamos, que es lo que más importa!! ☺♥

martes, 12 de abril de 2011

???

¿Espontaneidad vs. Organización? ¿Orgullo vs. Reconocimiento? ¿Interés vs. Desinterés? ¿Egocentrismo = Autoestima Elevada? ¿Egoísmo vs. Solidario? ¿Envidia = Baja Autoestima? ¿Compromiso vs. Riesgo? ¿Enamoramiento vs. Amor? ¿Celos = Inseguridad? ¿Queja = Inconformismo? ¿Depresión = Comodidad? ¿Exigencia = Fanatismo? ¿Obsesión vs. Pasión? ¿Queja = Inseguridad?

lunes, 11 de abril de 2011

La envidia: un síntoma de baja autoestima.

¿Que es la envidia?.

La envidia es confundida frecuentemente con los celos. Los celos se refieren a que uno se siente amenazado con respecto a un rival de la persona que amamos. No es lo mismo que la envidia. Me gustaría compartir una definición de la envidia muy clara que encontré en Wikipedia:

“La envidia es la emoción que ocurre cuando una persona carece de algunas cualidades con respecto a otra, logros o posesiones, o desea que la otra persona no posea estas cualidades. En la envidia pareciera ser que existe una comparación social que amenaza la autoestima de otra persona: Alguien tiene algo que la persona envidiosa no posee”.

Por lo tanto la envidia se refiere a sentirse amenazado por alguien que creemos tiene algo importante para nosotros. Los celos por otro lado, se refieren a sentirse amenazado por un rival con respecto a la persona que amamos.

Envidia y baja autoestima

Las personas con baja autoestima siempre se están comparando con los demás. Ellos creen que no tienen buenas cualidades por lo tanto se sienten inferiores a los otros. También sienten que los demás son más importantes que ellos.

Alguna vez usted ha sentido envidia? Ciertamente yo he sentido envidia muchas veces. Cuando sentimos envidia tenemos la oportunidad de ser más conscientes de nuestra baja autoestima. Es una oportunidad de mirar dentro y cuestionarnos porqué la estamos sintiendo.

Sentimos envidia porque no nos aceptamos a nosotros mismos, no nos amamos lo suficiente. Ambos la envidia y los celos son emociones tóxicas, sin embargo podemos utilizar estas emociones y transformarlas en saludables.

Para poder transformar la envidia en una emoción saludable necesitamos amarnos y respetarnos como somos y estar agradecidos por quien somos tomando más conciencia que somos dignos e importantes. La envidia como una emoción saludable nos puede ayudar a volvernos mejores personas porque cuando nos damos cuenta que nos sentimos inadecuados al compararnos con otros, este es el momento de aceptarlo.

Si usted siente envidia por algo que no tiene, usted puede utilizar esta emoción negativa y transformarla en positiva haciendo algo. Por ejemplo, si siente envidia porque alguien tiene un auto que usted no tiene, podemos encarar esta situación de la siguiente manera:

• Me gustaría tener ese auto, y preguntarse: puedo tenerlo?. Luego pensar en diferentes maneras de obtenerlo, como ser guardar mas dinero, ganar más dinero, etc.
• La otra manera sería desear tener ese auto pero no estar dispuesto a hacer nada para tenerlo. En este caso, la envidia no sirve porque no estamos dispuestos a hacer lo que se requiere para lograrlo.
• Finalmente, nos podemos encontrar en la situación de que no podemos hacer nada; que es muy diferente a no estar dispuesto a hacer nada. Entonces podríamos comenzar a sentirnos agradecidos en vez de sentir envidia y sentirnos felices por la otra persona. Si no podemos sentirnos felices significa que no podemos aceptarnos como somos en este momento y estamos tratando de ser otra persona.

Conclusión:

La envidia es una emoción como tantas otras y si podemos tomar conciencia de lo que estamos sintiendo podemos transformarla en una emoción saludable que nos va a ayudar a vivir más felices.

“La envidia es un síntoma de la falta de apreciación de nuestra dignidad. Cada uno de nosotros tiene algo único que dar que otros no tienen”. Autor desconocido.